Evaluar para aprender: la esencia de la evaluación

Desde hace muchos años se están produciendo numerosas y profundas críticas a los sistemas de evaluación y a su práctica en las escuelas en diversas partes del mundo. Sin embargo, hoy en día aún existen normas administrativas y condiciones laborales que no permiten o desfavorecen la realización de una evaluación auténtica (Ahumada, 2005).

La concepción de que evaluar es asignar una calificación al final del ciclo escolar aún sigue vigente en los diferentes niveles educativos. Puede ser que el sistema educativo aún requiera una calificación para emitir un certificado final de estudios, pero considerar ciertos principios en nuestra propuesta evaluativa debe hacer la diferencia en el aprendizaje de nuestros estudiantes, lo que implica para los docentes concebir nuevas formas de enseñar y evaluar.

¿Y qué es evaluar? Evaluar es enjuiciar mediante un proceso sistemático de recopilación de datos y la comparación con unos criterios (o normas) claramente establecidos para facilitar la toma de decisiones (Pimienta, 2008). De acuerdo con esta definición, podemos considerar que cuando decimos:

  • “Voy a calificar sus tareas”, solo estamos haciendo referencia al puntaje que asignaremos a las evidencias realizadas por los alumnos.
  • “Voy a evaluar su desempeño en el bimestre”, significa que el profesor de manera intencional formulará juicios con el objetivo de que se tomen decisiones para la mejora constante del aprendizaje de los estudiantes.  

¿Cuál es la esencia de la evaluación?

La evaluación debe contribuir a que los estudiantes continúen aprendiendo, aun cuando en algunos momentos ésta tenga un fin sumativo, porque siempre será posible retroalimentar al estudiante. En este sentido, la razón de ser de la evaluación es la de contribuir a la mejora de los procesos de aprendizaje (Pimienta, 2008). Entonces, podemos promover actividades de aprendizaje en nuestros alumnos, podemos diseñar y utilizar instrumentos de evaluación, podemos asignar calificaciones, pero si no consideramos los distintos tipos de contenidos, si no diversificamos la evaluación y si no retroalimentamos a los estudiantes, no podemos hablar de una evaluación auténtica.

¿Qué es la retroalimentación del aprendizaje?

Se refiere a una observación o comentario dirigido a los estudiantes sobre el modo en que su desempeño es visto, percibido e interpretado. Esta retroalimentación debe ofrecer orientación específica sobre por qué algo está bien o cómo se puede mejorar. 

Por tal, la retroalimentación cumple la función esencial de apoyo y soporte para el aprendizaje, no tanto en su visión de «feedback» exclusivamente, sino desde la perspectiva de «feedforward«. Es decir, no sólo para revisar un trabajo ya finalizado, detectar y corregir errores o señalar aciertos sino para orientar, apoyar y estimular al estudiante en su aprendizaje o desempeño posterior (Canabal y Margalef, 2017).

¿Qué podemos hacer los docentes?

  • Tener claridad de lo que significa e implica la competencia y los resultados de aprendizaje de tu asignatura y cuáles son las conductas observables que esperas en tus estudiantes. Identifica lo evaluable de la competencia y tradúcelo en actividades y productos que puedas observar.
  • Elegir objetivamente las tareas, ya que ellas representan la oportunidad de desarrollar competencias en los estudiantes. Recuerda, la motivación nace de algo que sea del interés del estudiante y si no lo tiene, podemos ayudar a generar inquietud a través de preguntas en relación con los temas de la clase. No por asignar más tareas motivamos más o desarrollamos más competencias.
    • Algunos consejos: platica con tus alumnos y tomen decisiones en conjunto en relación con las tareas (número, frecuencia, complejidad, etc.).
  • Evaluar constantemente. Desde el primer día de clases podemos tener idea del nivel de desarrollo de las competencias de nuestros alumnos. También, durante y al final de la clase podemos recoger información para retroalimentar a nuestros estudiantes.
    • Algunos consejos: una palabra dulce alegra el corazón. Siempre opta por mantener una actitud positiva y abierta cuando se trate de evaluar a tus estudiantes. Si hay algún elemento punitivo, ya no se puede considerar evaluación.
  • Valora diversidad de evidencias. Existen evidencias de producto, de proceso, de conocimiento, de actitud, etc. Dado que la naturaleza de una competencia permite integrar conocimientos, habilidades, actitudes y valores, es necesario que la planeación de las clases promueva tales elementos y se construyan instrumentos de evaluación que valoren el carácter integral de la competencia

Decisiones de mejora

El interés de este artículo es motivar a los docentes a reflexionar sobre la forma de evaluar a sus estudiantes y a poner en práctica enfoques y procedimientos de evaluación más acordes con las nuevas concepciones de enseñar y de aprender, siempre con la intención de ayudar a las y los estudiantes a mejorar constantemente.

Para reflexionar…

  • ¿Qué acciones necesitas implementar para favorecer una evaluación auténtica en tus clases?
  • ¿Cómo puedes mejorar la forma de retroalimentar a tus estudiantes?
  • ¿Te gustaría aprender más de estos temas?

Referencias

  • Ahumada, P. (2005). La evaluación auténtica: un sistema para la obtención de evidencias y vivencias de los aprendizajes. Perspectiva Educacional, Formación de Profesores, 45, 11-24.
  • Canabal, C. y Margalef, L. (julio, 2017). La retroalimentación: la clave para una evaluación orientada al aprendizaje. Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 21(2), 149-170.
  • Pimienta, J. (2008). Evaluación de los aprendizajes. México: Pearson Educación.

Dra. Erika Vera Cetina

Fundadora y Directora general del Instituto Vía Excelencia
erika.vera@viaexcelencia.com.mx